000 02011nam a2200229Ia 4500
008 210312s9999||||xx |||||||||||||| ||und||
040 _aSeMujeres CDMX
040 _bspa
040 _cSemujeres CDMX
041 _bspa
082 _a305.235,J86,2018
245 _aJóvenes hacia el 2030: innovación para la transformación, aportes para la reflexión
260 _aMéxico
260 _bInstituto Mexicano de la Juventud : Fondo de Población de las Naciones Unidas
260 _c2018
300 _a245 p.
650 _aJOVENES
_9133
650 _aOBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE
_94770
942 _cBK
999 _c18879
_d18879
520 _aLa Agenda 2030 es sin duda la agenda de desarrollo más ambiciosa, pero también es la que mayores posibilidades de tiene ser cumplida. Los Objetivos del Desarrollo del Milenio enseñan, entre otras cosas, que solos se llega más rápido, pero juntos se llega mucho más lejos. La naturaleza multiactor de la Agenda 2030 permite aspirar a la construcción de alianzas público-privadas que resultaban inimaginables al comienzo del milenio. Esto supone una oportunidad en tres sentidos: (a) Maximizar la contribución de los jóvenes al desarrollo económico y social de la región; (b) Potenciar las capacidades de la juventud para su participación activa en la construcción de sociedades más productivas, sostenibles, pacíficas y equitativas, y (c) Cumplir con las agendas globales de desarrollo. Invertir en adolescencia y juventud significa también potenciar las inversiones ya realizadas en la niñez, en salud y educación. Lo que hagamos con ellos en el presente repercutirá en sus oportunidades de hoy y mañana, pero también en las futuras generaciones y en nuestro planeta. Es decir, las políticas e intervenciones que hoy se implementen, previniendo que ningún o ninguna adolescente quede atrás, definirán el tipo de sociedad, economía, mercado laboral, sistema política e incluso familias, que tendremos en treinta o cuarenta años.